jueves, 22 de noviembre de 2007

Fernando Fernán Gómez



Ayer murió uno de los grandes de la cinematografía española, 21 de agosto de 1921 – Madrid, 21 de noviembre de 2007.



Como indicó en sus memorias, nació en Lima mientras su madre, la actriz de teatro Carola Fernán Gómez, estaba de gira, pero su partida de nacimiento fue expedida unos días más tarde en Argentina.

En su juventud estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero su verdadera vocación lo condujo al teatro, donde debutó como profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos; allí le descubrió Enrique Jardiel Poncela, quien le dio su primera oportunidad al ofrecerle, en 1940, un papel como actor de reparto en su obra Los ladrones somos gente honrada.

Tres años más tarde le ofrecieron su papel protagonista, en Empezó en boda, de Raffaello Matarazzo.

Trabajo más tarde de guionista y director de obras de teatro y fue asiduo a la tertulia del café de Gijón.

De su mano entró el cine en la Real Academia Española, en la que ocupaba el sillón B. Ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en el año 1995.
Tuvo muchos encontronazos con el franquismo, pero su favor del público evitó cosas peores, la censura le seguía constantemente y los engañaba con el ingenio que le precedía, haciendo crítica social y política en papeles normalmente cómicos y satíricos.
En su carrera ha realizado grandes películas, entre las que destacaré Domingo de carnaval, La venganza de Don Mendo, Esa pareja feliz de Bardem y Berlanga, El mundo sigue, Crimen para recién casados, El espíritu de la colmena, El anacoreta, Réquiem por un campesino español.
Ya en los 90, le faltaron papeles a su nivel, exceptuando Belle Époque, que ganaron el Oscar a la mejor película extranjera. Por suerte le llegaron dos papeles que han demostrado lo buen actor que era, como el entrañable profesor de La lengua de las mariposas y el enigmático anciano de, En la ciudad sin límites, su última gran actuación.

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